
Dirigida por Jae-gon Son y estrenada en 2020 con el título original Haechijianha, Un zoológico extraordinario (2020) presenta una comedia inesperada donde el caos económico impulsa a un grupo de trabajadores a tomar la decisión más absurda imaginable para salvar su empleo: hacerse pasar por los propios animales del zoológico. Con un tono ligero y una mirada crítica hacia la precariedad laboral, la película construye un relato tan divertido como entrañable, donde la desesperación se convierte en creatividad y la vergüenza inicial evoluciona hacia una insólita camaradería entre personajes que no parecen tener nada en común más allá de su necesidad de sobrevivir.
Cuando las jaulas quedan vacías porque el zoológico no puede mantener animales reales, los empleados optan por transformarse en leones, pandas, guepardos y osos polares utilizando botargas improvisadas. La película aprovecha este planteamiento hilarante para desarrollar escenas donde los personajes deben actuar, rugir, correr y comportarse como criaturas salvajes ante los visitantes. Lo que al principio parece un acto desesperado pronto se convierte en una dinámica que revela la vulnerabilidad de cada uno. Son estas situaciones absurdas las que generan algunos de los momentos más memorables del film, equilibrando humor físico con comentarios sobre la dignidad en tiempos difíciles.
Más allá de su tono cómico, Un zoológico extraordinario (2020) funciona como un reflejo de la incertidumbre económica moderna. El miedo a perder el trabajo, la necesidad de impresionar a inversores y la constante presión por cumplir expectativas imposibles atraviesan toda la historia. Los personajes intentan sostener una ilusión para atraer visitantes y evitar el cierre definitivo, aun sabiendo que el engaño podría derrumbarse en cualquier momento. El film explora cómo la desesperación empuja a las personas a aceptar tareas que nunca imaginaron, mientras desarrollan un sentido de lealtad que los mantiene unidos frente al fracaso inminente.
A lo largo del relato, los empleados del zoológico descubren aspectos inesperados de sí mismos y de sus compañeros. La convivencia diaria en situaciones ridículas los obliga a apoyarse mutuamente, a soltar el orgullo y a mirar con otros ojos a quienes los rodean. La película aborda la torpeza humana con cariño, subrayando que incluso en medio del ridículo puede florecer una amistad sincera. El mensaje es claro: a veces los vínculos más fuertes nacen de los momentos más difíciles, especialmente cuando las máscaras —literalmente— obligan a revelar quiénes son realmente.
Jae-gon Son dirige el film con una sensibilidad particular: sabe que el humor funciona como vehículo para abordar temas más profundos, sin perder frescura ni espontaneidad. Las escenas dentro de los trajes de animales están coreografiadas con precisión, y la puesta en escena juega con lo absurdo sin caer en el exceso. El contraste entre lo que los visitantes creen ver y lo que realmente sucede detrás de cada disfraz produce una comedia que también cuestiona la superficialidad con la que juzgamos las apariencias, tanto en los animales como en los seres humanos.
El desenlace de Un zoológico extraordinario (2020) cierra con un mensaje optimista sobre la tenacidad y la resiliencia. Aunque la mentira finalmente se revela, los personajes encuentran un nuevo sentido de propósito gracias a la unión que formaron durante la crisis. Lejos de presentar un triunfo perfecto, la película celebra la capacidad de levantarse, reinventarse y descubrir que la verdadera fuerza no está en evitar el fracaso, sino en no rendirse ante él. Es un cierre cálido que deja al espectador con una sonrisa y una reflexión sobre la dignidad en tiempos inciertos.