
Sean Anderson, ahora adolescente, recibe una señal codificada que cree provenir de su abuelo desaparecido. Esa pista lo lleva hasta una isla perdida en medio del Pacífico, un lugar que solo existía en las novelas de Verne, Swift y Stevenson… hasta ahora. Acompañado por su padrastro Hank (interpretado por Dwayne “The Rock” Johnson), una piloto y su hija, Sean parte en busca de la verdad detrás del mito.
La isla es tan hermosa como letal: elefantes en miniatura, abejas enormes, volcanes de oro y restos de civilizaciones perdidas. Pero el paraíso tiene fecha de vencimiento. La estructura geológica está colapsando, y todo lo que una vez estuvo oculto está a punto de hundirse para siempre. Para sobrevivir, deberán confiar unos en otros… y en su ingenio.
Dirigida por Brad Peyton, esta entrega es más ligera y colorida que la anterior, con un tono claramente orientado al público joven. Dwayne Johnson aporta su carisma y fuerza, combinando acción, comedia y ternura paternal. El ritmo es rápido, la isla visualmente espectacular y la historia salta entre la fantasía científica y la emoción de descubrir lo imposible.
Lo que une a los personajes es más que una misión: es la búsqueda de conexiones, sueños y verdades que trascienden generaciones. El viaje no es solo por una isla, es hacia la relación entre un joven que quiere encontrar a su abuelo y un hombre que quiere ganarse su lugar como padre.
Viaje 2: La isla misteriosa es una historia sobre familia, imaginación y la magia de creer que aún quedan misterios en el mundo. Ideal para quienes sueñan con mapas secretos, criaturas fantásticas y aventuras donde todo puede pasar si tenés valor para buscar.