
Dirigida por Paul Hoen y estrenada en 2025 con el título original Zombies 4: Dawn of the Vampires, Zombies 4: El origen de los vampiros (2025) arranca cuando Seabrook parece haber alcanzado una convivencia estable entre humanos y no humanos, solo para descubrir que esa paz era temporal. La aparición de los vampiros altera por completo el orden logrado, revelando que aún existen comunidades ocultas que no confían en la integración. Desde el inicio, la película deja claro que este nuevo grupo no llega buscando amistad, sino protección, arrastrando un pasado marcado por el rechazo y el aislamiento.
A diferencia de otras especies, los vampiros esconden un origen ligado a antiguas traiciones y decisiones extremas. A lo largo de la historia se revela que su separación del resto no fue casual, sino consecuencia directa de un conflicto que casi los llevó a desaparecer. Este trasfondo explica su actitud defensiva y su resistencia a convivir con Seabrook, aportando un giro más oscuro al tono habitual de la saga y añadiendo capas emocionales a personajes que inicialmente parecían simples antagonistas.
La llegada de los vampiros provoca fracturas internas entre los protagonistas, especialmente cuando algunas decisiones obligan a elegir entre la lealtad y la seguridad colectiva. Viejas alianzas se tambalean y surgen reproches que nunca habían salido a la luz. La película no evita mostrar que incluso quienes predican la inclusión pueden dudar cuando el miedo entra en juego, dejando momentos de tensión que cambian la dinámica del grupo y ponen en riesgo la unión lograda en entregas anteriores.
Los números musicales no solo aportan energía, sino que funcionan como confesiones emocionales. En varias canciones se revelan traiciones pasadas, deseos reprimidos y temores que explican decisiones clave de la trama. Estas secuencias anticipan conflictos mayores y preparan el terreno para el enfrentamiento final, demostrando que la música sigue siendo el corazón narrativo de la saga, pero ahora con un peso dramático más evidente.
El clímax gira en torno a un choque directo entre comunidades, cuando se descubre que un error del pasado de Seabrook fue el verdadero detonante del odio vampírico. Esta revelación obliga a los protagonistas a asumir responsabilidades y a tomar decisiones que implican sacrificios reales. El enfrentamiento no se resuelve con una victoria clara, sino con un acuerdo frágil que redefine las reglas de convivencia y deja consecuencias visibles.
El desenlace de Zombies 4: El origen de los vampiros (2025) apuesta por la reconciliación, pero sin prometer un futuro perfecto. Los vampiros aceptan integrarse parcialmente, mientras Seabrook reconoce que la inclusión requiere cambios profundos y constantes. El cierre deja la puerta abierta a nuevas tensiones y evoluciones, reforzando la idea de que convivir no es un destino final, sino un proceso continuo que exige valentía, memoria y voluntad de cambiar.