
Hace mucho tiempo, en un reino lejano, vivía una dulce joven llamada Blanca Nieves. De piel blanca como la nieve, labios rojos como una rosa y cabello negro como el ébano, su belleza y bondad despertaban la envidia de su madrastra, la Reina Malvada. Al descubrir que el espejo mágico ya no la considera la más hermosa del reino, la reina decide eliminar a Blanca Nieves, dando comienzo a uno de los cuentos más icónicos de todos los tiempos.
Al escapar del castillo, Blanca Nieves se adentra en el bosque encantado, donde encuentra una pequeña cabaña habitada por siete adorables enanitos: Sabio, Gruñón, Dormilón, Feliz, Tímido, Mocoso y Mudito. A pesar de sus diferencias, todos acogen con cariño a la joven princesa. Allí, Blanca Nieves encuentra un nuevo hogar, lleno de música, risas y trabajo en equipo.
Decidida a cumplir su oscuro propósito, la Reina se transforma en una anciana y engaña a Blanca Nieves con una manzana envenenada. La joven cae en un sueño profundo, del que solo puede despertar con un beso de amor verdadero. En una escena que se volvió eterna, un príncipe encantado devuelve la vida a la princesa, sellando así uno de los finales más recordados del cine.
Blanca Nieves y los Siete Enanitos fue la primera película animada en largometraje producida por Walt Disney y la primera en usar la técnica de celuloide a gran escala. Su estreno en 1937 marcó un antes y un después en el cine, con una animación revolucionaria, personajes expresivos y una banda sonora inolvidable. Canciones como «Heigh-Ho» y «Algún día mi príncipe vendrá» siguen vivas hasta hoy.
Más que un clásico, Blanca Nieves es la semilla de todo un imperio de magia. Con su mezcla de inocencia, peligro, humor y amor eterno, sigue tocando corazones generación tras generación. Una historia que celebra la bondad, la esperanza… y el poder de los sueños.