
Dirigida por Don Michael Paul, Death Race 4: Anarquía (Death Race: Beyond Anarchy) es la cuarta entrega principal de la saga, estrenada en 2018 en formato doméstico. Esta secuela retoma el tono brutal, explosivo y ultraviolento característico de la franquicia, pero lo lleva a un terreno más caótico: una prisión anárquica donde la ley no existe y la carrera es la única forma de imponer poder.
La historia comienza cuando el gobierno intenta retomar el control de una prisión controlada por criminales, donde se celebra la Death Race sin reglas. Para eliminar a Frankenstein (Velislav Pavlov), la figura dominante del lugar, envían a un piloto encubierto: Connor Gibson (Zach McGowan). Su misión es infiltrarse, ganarse un lugar en la carrera y acabar con el líder desde adentro. Sin embargo, al entrar en este mundo violento y sin orden, Connor descubrirá que nada es tan simple como parece.
Zach McGowan encarna al nuevo protagonista con intensidad física y carisma, aportando frescura a la saga. Christine Marzano interpreta a Jane, una aliada dentro del violento sistema carcelario, mientras que Danny Glover y Danny Trejo tienen apariciones especiales que conectan con el espíritu de las entregas anteriores. Frankenstein es retratado como una figura casi mítica, temida y venerada por igual.
En lugar de pistas controladas o entornos desérticos, esta entrega sitúa la acción en un complejo penitenciario convertido en territorio salvaje. La carrera es más caótica que nunca: vehículos artesanales, armas improvisadas, trampas mortales y competidores que no siguen ninguna norma. La ambientación oscura y decadente acentúa el tono anárquico de la historia.
La música mantiene el estilo rock e industrial de la saga, acompañando con potencia las secuencias de combate vehicular y las peleas cuerpo a cuerpo. El ritmo narrativo es acelerado, con pocas pausas, apostando por una experiencia visceral y ruda.
Death Race 4: Anarquía (2018) lleva la franquicia a su versión más caótica y descontrolada. Con nuevas caras, carreras sin límites y un enfoque más crudo, ofrece pura acción y violencia para quienes disfrutan del estilo explosivo que ha definido a Death Race. Aunque no busca reinventar la fórmula, cumple como un capítulo brutal y entretenido dentro de la saga.