
Dirigida por Brett Ratner, Dragón rojo (título original: Red Dragon) es la precuela de El silencio de los inocentes (1991) y tercera entrega en la saga cinematográfica de Hannibal Lecter. Basada en la novela homónima de Thomas Harris, la película narra los acontecimientos que llevaron al encarcelamiento del célebre caníbal, ofreciendo un thriller policial cargado de tensión, inteligencia y oscuridad. Con un elenco encabezado por Anthony Hopkins, Edward Norton y Ralph Fiennes, la cinta combina la elegancia psicológica del personaje con un tono más detectivesco y humano.
La historia sigue a Will Graham (Edward Norton), un brillante investigador del FBI con la habilidad de comprender la mente de los asesinos. Después de capturar a Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), con quien mantuvo una relación profesional cercana, Graham se retira traumatizado. Sin embargo, se ve obligado a volver al servicio cuando aparece un nuevo asesino en serie conocido como “El Hada de los Dientes” (Ralph Fiennes), quien asesina familias enteras durante las noches de luna llena. Para detenerlo, Graham deberá enfrentar su mayor miedo: pedir ayuda al propio Lecter, el hombre que casi lo destruye.
Edward Norton aporta equilibrio y contención al papel de Graham, interpretando a un héroe introspectivo que lucha contra su empatía hacia los monstruos que caza. Ralph Fiennes ofrece una actuación impresionante como Francis Dolarhyde, un hombre atormentado que busca trascender su humanidad mediante la violencia y el culto a la figura del “Gran Dragón Rojo”. Anthony Hopkins regresa como Hannibal Lecter con su habitual mezcla de sofisticación y amenaza silenciosa, completando un triángulo psicológico de depredador, presa y observador. Emily Watson destaca como Reba, una mujer ciega que despierta la humanidad del asesino.
Brett Ratner logra una dirección sólida, menos barroca que la de Ridley Scott en Hannibal, pero fiel al tono inquietante del universo creado por Thomas Harris. La fotografía de Dante Spinotti (quien también trabajó en Cazador de hombres de 1986) aporta una estética fría y calculada, donde los espacios domésticos se transforman en escenarios de terror. La puesta en escena enfatiza los contrastes entre lo racional y lo salvaje, lo humano y lo monstruoso.
La banda sonora de Danny Elfman combina coros inquietantes, cuerdas graves y percusiones que aumentan la tensión psicológica. La música subraya la dualidad entre la mente del asesino y la del investigador, generando una atmósfera densa y ceremonial que acompaña los momentos de introspección y violencia.
Dragón rojo (2002) —Red Dragon— es un regreso a las raíces del mito de Hannibal Lecter, combinando el suspenso clásico con un estudio profundo de la mente criminal. Brett Ratner ofrece una película elegante, intensa y psicológicamente compleja, que equilibra la espectacularidad del thriller con la profundidad emocional de sus personajes. Una obra que cierra el círculo del horror con precisión y respeto hacia la leyenda del caníbal más brillante del cine.