
Dirigida por Gavin O’Connor y estrenada en 2016 con el título original The Accountant, esta película sigue la historia de Christian Wolff, un contador forense con una extraordinaria habilidad matemática y un trastorno del espectro autista que moldea cada aspecto de su vida. Interpretado por Ben Affleck, el personaje se mueve entre el mundo legal y el criminal, llevando una doble existencia que lo enfrenta a peligros crecientes mientras intenta mantener cierta estabilidad emocional. La película combina acción, drama y un profundo estudio de carácter para mostrar cómo la lógica puede convertirse en refugio y arma a la vez.
La historia transita entre oficinas silenciosas, depósitos automatizados, casas aisladas y corporaciones que esconden secretos detrás de sus hojas de balance. El diseño de producción refuerza la dualidad del protagonista: espacios meticulosos, organizados al milímetro, contrastan con escenas de violencia abrupta y escenarios donde las reglas parecen disolverse. La frialdad de los ambientes corporativos ayuda a construir un tono calculado, mientras que los lugares clandestinos revelan el peligro invisible que rodea a Christian.
Ben Affleck interpreta a Christian con una mezcla de rigidez emocional y humanidad silenciosa. Su autismo no se presenta como caricatura, sino como un aspecto fundamental de su identidad: su sensibilidad al ruido, su necesidad de estructura, su aislamiento y su extraordinaria capacidad para detectar patrones. La película explora su pasado, marcado por una crianza estricta y dolorosa, y cómo eso moldeó su manera de relacionarse con el mundo. Su soledad es palpable, pero también su deseo de conexión.
El conflicto central surge cuando Christian investiga las irregularidades financieras de una gran empresa y destapa un esquema que pone su vida en riesgo. A medida que se acerca a la verdad, enemigos inesperados comienzan a perseguirlo, obligándolo a usar no solo sus habilidades matemáticas, sino también su entrenamiento físico letal. Al mismo tiempo, su vínculo con Dana, una contadora interpretada por Anna Kendrick, introduce una tensión emocional que lo confronta con su incapacidad para relacionarse de forma convencional.
Gavin O’Connor apuesta por una puesta en escena limpia, clara y marcada por la disciplina: planos simétricos, movimientos calculados y secuencias de acción secas, eficientes y realistas. La fotografía utiliza tonos fríos para reforzar la distancia emocional del protagonista, mientras la música acompaña su ritmo interno, alternando momentos de calma metódica con estallidos de violencia. El estilo visual complementa el carácter de Christian, creando un thriller elegante y cerebral.
El desenlace conecta piezas del pasado de Christian, mostrando cómo sus decisiones, sus pérdidas y su necesidad de encontrar propósito han marcado su camino. Aunque el final no romantiza su condición ni promete una vida sencilla, sí ofrece un rayo de humanidad: la idea de que incluso quienes han vivido en silencio pueden descubrir vínculos que les permitan avanzar. El contador cierra con un equilibrio entre introspección y acción, dejando una reflexión sobre identidad, talento y redención.