
Dirigida por Don Mancini, El hijo de Chucky (título original: Seed of Chucky) es la quinta entrega de la saga y la más abiertamente cómica y satírica. Estrenada en 2004, la película lleva el tono de humor negro al extremo, mezclando terror slasher con parodia del propio cine y de Hollywood. Es una propuesta muy diferente a las anteriores, que divide a los fans pero destaca por su originalidad y autoconciencia.
La historia presenta a Glen/Glenda, el hijo de Chucky y Tiffany, un muñeco con identidad ambigua que vive como parte de un espectáculo en Inglaterra. Al descubrir sus orígenes, viaja a Hollywood, donde se está filmando una película sobre los asesinatos de sus padres. Glen utiliza un ritual vudú para revivir a Chucky (Brad Dourif) y Tiffany (Jennifer Tilly), quienes deciden formar una “familia”. Mientras Chucky intenta enseñar a su hijo el arte de matar, Glen/Glenda lucha con su propia identidad, y Tiffany se obsesiona con la idea de ocupar un cuerpo humano real… en el mundo de las celebridades.
Brad Dourif y Jennifer Tilly regresan como Chucky y Tiffany, ofreciendo interpretaciones llenas de humor negro, sarcasmo y momentos delirantes. Jennifer Tilly destaca doblemente al interpretarse a sí misma como actriz en la trama, parodiando su imagen pública. Billy Boyd da voz a Glen/Glenda, aportando inocencia y conflicto interno al personaje. Esta dinámica familiar disfuncional es el corazón de la historia.
Don Mancini apuesta por un enfoque totalmente autoconsciente y paródico. La película se ambienta en Hollywood, con cameos, guiños al cine de terror y referencias a la propia franquicia. Las muertes son más exageradas y absurdas, y el tono slasher se mezcla con comedia grotesca. Es la entrega más arriesgada y autorreferencial de la saga, alejándose del terror puro para abrazar la sátira.
La banda sonora utiliza temas que mezclan lo siniestro con lo caricaturesco, reflejando el tono híbrido de la película. Los efectos sonoros clásicos de Chucky permanecen, pero se combinan con recursos humorísticos que refuerzan la parodia.
El hijo de Chucky (2004) es una secuela que rompe completamente con el estilo de las anteriores, priorizando la sátira y el humor negro sobre el terror. Aunque no es del gusto de todos los fans, destaca por su originalidad, sus comentarios sobre la industria del cine y la expansión de la “familia” de Chucky. Es un capítulo excéntrico que se ha convertido en título de culto por su audacia y rareza.