
Dirigida nuevamente por Steven Spielberg, El mundo perdido: Jurassic Park (título original: The Lost World: Jurassic Park) es la secuela directa del clásico de 1993. Estrenada en 1997 y basada parcialmente en la novela de Michael Crichton, esta entrega traslada la acción a una isla secundaria donde los dinosaurios viven sin control humano. Con un tono más oscuro, más acción y efectos visuales impresionantes para la época, la película expande el universo de Jurassic Park con nuevas criaturas y mayores amenazas.
Cuatro años después de los sucesos en Jurassic Park, John Hammond (Richard Attenborough) revela la existencia de Isla Sorna, una instalación de cría de dinosaurios abandonada. Envía un equipo encabezado por el matemático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) para documentar la fauna prehistórica y protegerla de quienes buscan explotarla. Sin embargo, una segunda expedición corporativa llega con planes de capturar dinosaurios y trasladarlos a un nuevo parque en San Diego, lo que desencadena un caos que pondrá en riesgo tanto a humanos como a las criaturas.
Jeff Goldblum asume el protagonismo en esta secuela, aportando su carisma y humor característicos al Dr. Ian Malcolm. Julianne Moore se une como la paleontóloga Sarah Harding, fuerte e independiente, mientras que Vince Vaughn interpreta a un fotógrafo comprometido con la protección de los animales. El elenco también incluye a Arliss Howard como el ambicioso empresario Ludlow y Peter Stormare en un recordado papel secundario.
Steven Spielberg adopta un tono más oscuro y de acción intensa, con secuencias visualmente impactantes como el ataque del T-Rex a los remolques colgantes y la inolvidable escena del dinosaurio en las calles de San Diego. La dirección mantiene el sentido de asombro, pero introduce un ritmo más vertiginoso, acercándose al cine de aventuras y acción pura sin abandonar el suspense característico.
La combinación de animatrónicos de Stan Winston y los efectos digitales de Industrial Light & Magic vuelve a brillar. La variedad de dinosaurios aumenta, destacando los velociraptores, el T-Rex y nuevas especies que enriquecen el ecosistema de Isla Sorna. La calidad técnica consolidó a la saga como referente en efectos visuales durante los 90.
John Williams regresa con una partitura más intensa y aventurera, incorporando nuevos motivos musicales que refuerzan el tono salvaje de la película. Sus composiciones acompañan perfectamente las persecuciones y momentos de tensión, manteniendo la identidad sonora inconfundible de la saga.
El mundo perdido: Jurassic Park (1997) amplía el universo de la franquicia con un enfoque más oscuro, más dinosaurios y secuencias espectaculares. Aunque adopta un tono más orientado a la acción que su predecesora, conserva el espíritu de aventura y exploración que caracteriza a la saga. Es una continuación emocionante que dejó escenas icónicas en la historia del cine de entretenimiento.