
Dirigida por Oliver Parker, El retrato de Dorian Gray (título original Dorian Gray) es una adaptación libre de la célebre novela de Oscar Wilde. Protagonizada por Ben Barnes, Colin Firth y Rebecca Hall, esta versión combina drama gótico, elementos sobrenaturales y sensualidad para explorar los efectos destructivos de la vanidad y la inmoralidad.
La historia sigue a Dorian Gray (Barnes), un joven apuesto que llega a la alta sociedad londinense y pronto se ve seducido por la vida hedonista que le presenta Lord Henry Wotton (Firth). Al contemplar su retrato recién pintado, Dorian desea que sea la imagen —y no él— la que envejezca con el paso del tiempo. Su deseo se hace realidad, otorgándole juventud eterna mientras el cuadro absorbe sus pecados y su corrupción moral, convirtiéndose en un reflejo monstruoso de su alma.
Ben Barnes aporta elegancia y oscuridad progresiva a Dorian, mostrando con sutileza su transformación de joven ingenuo a figura corrupta. Colin Firth brilla como el cínico y carismático Lord Henry, cuya influencia es clave en la caída moral de Dorian. Rebecca Hall ofrece una interpretación sensible que contrasta con el ambiente decadente que rodea al protagonista.
Oliver Parker recrea la Inglaterra victoriana con escenarios elegantes y una fotografía oscura que resalta el contraste entre la belleza exterior y la podredumbre interior. Aunque toma libertades respecto a la novela, mantiene su esencia moral y decadente, añadiendo un toque más sensual y visualmente explícito.
La banda sonora acompaña con tonos orquestales y melancólicos que refuerzan el aire gótico y trágico de la historia, sumergiendo al espectador en la atmósfera victoriana.
El retrato de Dorian Gray (2009) es una adaptación visualmente atractiva y oscura que explora temas universales como la vanidad, la corrupción y la pérdida de la inocencia. Aunque se aleja en algunos puntos del texto original, ofrece una interpretación moderna y perturbadora del clásico de Oscar Wilde.