
Dirigida por Doug Liman, Identidad desconocida (título original: The Bourne Identity) es la primera entrega de la aclamada saga de Jason Bourne. Estrenada en 2002, la película redefinió el cine de espías y acción con un enfoque realista, tenso y estilizado, alejándose de los clichés exagerados para apostar por coreografías intensas y un protagonista enigmático. Protagonizada por Matt Damon, esta historia se convirtió en el inicio de una de las franquicias más influyentes del género moderno.
La historia comienza cuando un hombre es rescatado inconsciente del mar por un barco pesquero. Al despertar, descubre que ha perdido la memoria y no recuerda quién es ni cómo llegó allí. Pronto encuentra pistas en su cuerpo: números de cuentas bancarias y habilidades de combate excepcionales. Al abrir una caja de seguridad en Zúrich, descubre múltiples identidades y una gran cantidad de dinero. A partir de allí, inicia una búsqueda frenética para descubrir su verdadera identidad mientras es perseguido por agentes de una misteriosa organización.
Matt Damon sorprende en un rol de acción contenido y convincente, interpretando a Jason Bourne con mezcla de vulnerabilidad e instinto letal. Franka Potente aporta frescura como Marie, la mujer que se ve involucrada en la huida de Bourne. El elenco incluye además a Chris Cooper como el implacable Conklin, Clive Owen como un asesino silencioso y Brian Cox como un estratega de la CIA. Cada personaje encaja perfectamente en la atmósfera de espionaje internacional.
Doug Liman imprime un estilo visual crudo y dinámico: persecuciones en autos por las calles europeas, combates cuerpo a cuerpo precisos y un ritmo narrativo que no da respiro. A diferencia de otras películas de acción de la época, aquí se prioriza la credibilidad de las escenas por sobre el espectáculo exagerado. Las coreografías son directas y efectivas, transmitiendo la habilidad letal de Bourne sin necesidad de efectos grandilocuentes.
La música, compuesta por John Powell, combina cuerdas tensas con ritmos electrónicos sutiles que refuerzan el suspenso. El tema final, “Extreme Ways” de Moby, se convirtió en un sello distintivo de toda la saga, cerrando la película con un tono enérgico y moderno.
Identidad desconocida (2002) no solo revitalizó las historias de espías, sino que estableció un nuevo estándar para el cine de acción realista. Con un protagonista complejo, escenas memorables y un enfoque visual sobrio, se convirtió en un referente para películas posteriores, incluyendo la reinvención de sagas como James Bond. Es el comienzo perfecto para una franquicia inteligente y emocionante.