
Dirigida nuevamente por Wilson Yip y protagonizada por el inigualable Donnie Yen, Ip Man 3 continúa la historia del legendario maestro de Wing Chun en una etapa más íntima y reflexiva. Ambientada en la Hong Kong de finales de los años 50, la cinta muestra a un Ip Man más maduro, enfrentado no solo a nuevos enemigos, sino también a los dilemas de la vida familiar y al paso del tiempo. Con una narrativa más emocional y humana, esta tercera entrega se aleja un poco del conflicto político para enfocarse en el corazón del personaje.
La paz de Ip Man se ve interrumpida cuando un grupo de delincuentes intenta apoderarse de la escuela donde estudia su hijo. Detrás de ellos se encuentra un empresario extranjero interpretado por nada menos que Mike Tyson, quien encarna la brutalidad y la ambición del poder. Mientras tanto, el maestro debe enfrentar su mayor batalla: cuidar a su esposa Cheung Wing-sing (Lynn Hung), quien enferma gravemente. Entre el deber y el amor, Ip Man demuestra que la verdadera fortaleza no siempre se mide con los puños.
Las coreografías vuelven a brillar gracias al trabajo de Yuen Woo-ping, quien aporta una fluidez y elegancia impresionantes a cada enfrentamiento. Los combates no son simples muestras de habilidad, sino expresiones de filosofía: cada golpe refleja la calma, la empatía y la sabiduría del maestro. La pelea entre Ip Man y el personaje de Tyson es una joya del cine de acción: corta, intensa y llena de respeto mutuo. Más adelante, el enfrentamiento con Cheung Tin-chi (Zhang Jin) ofrece uno de los duelos más bellos y emocionales de toda la saga.
Donnie Yen vuelve a ofrecer una interpretación sobresaliente, llena de contención y humanidad. Su Ip Man ya no es solo un guerrero, sino un hombre que comprende el verdadero significado del sacrificio y la compasión. Su química con Lynn Hung aporta ternura y profundidad, mientras que los secundarios refuerzan el espíritu colectivo de la historia. A través de pequeños gestos, miradas y silencios, Yen logra transmitir más emoción que muchos discursos.
Wilson Yip mantiene un estilo visual refinado, con encuadres cuidados y una paleta de colores cálida que contrasta con los tonos fríos de las escenas de acción. La música de Kenji Kawai envuelve la historia en una atmósfera melancólica que subraya la madurez del relato. Más que una simple película de artes marciales, Ip Man 3 es una reflexión sobre la vida, la pérdida y la perseverancia.
Ip Man 3 (2015) es una secuela poderosa y emocional que combina acción impecable con profundidad humana. Con un Donnie Yen en estado de gracia y coreografías que son pura poesía visual, la película demuestra que el verdadero legado de Ip Man no está solo en sus técnicas, sino en sus valores. Un cierre conmovedor que honra al maestro y deja una huella imborrable en el corazón del espectador.