
Dirigida por Takahiro Ômori, Kanna y los dioses de octubre (神在月のこども / Child of Kamiari Month) es una hermosa película de animación japonesa que combina fantasía, mitología sintoísta y emoción humana. A través de la historia de una niña que debe emprender un viaje sagrado, la cinta explora temas como la pérdida, la fe y la conexión con los dioses y la naturaleza. Es una obra que brilla por su sensibilidad y su mensaje espiritual.
La historia sigue a Kanna, una joven que ha perdido a su madre, una sacerdotisa que cada año ofrecía ofrendas a los dioses. Después de su muerte, Kanna se distancia del mundo, hasta que un día descubre que ha heredado la misión de su madre: llevar las ofrendas al santuario de Izumo durante el “mes sin dioses”, cuando todas las deidades de Japón se reúnen. Acompañada por un conejo blanco llamado Shiro y un demonio-niño llamado Yasha, emprende un viaje místico lleno de desafíos y revelaciones.
Aju Makita presta su voz a Kanna, interpretando con delicadeza la tristeza y el crecimiento emocional del personaje. Su evolución, de la negación al entendimiento, da corazón a la historia. Shiro y Yasha aportan humor y energía, representando el equilibrio entre la fe y la fuerza interior. Los dioses que aparecen a lo largo del camino son retratados con belleza y respeto, recordando el profundo vínculo del anime con la espiritualidad japonesa.
La animación destaca por su estilo detallado y colorido, capturando la magia de los paisajes otoñales de Japón y la majestuosidad de los templos. Los efectos visuales transmiten la sensación de estar entre el mundo humano y el divino, mientras la música, compuesta por miwa y Takana Miyamoto, acompaña el viaje con melodías que mezclan melancolía y esperanza. Cada escena está impregnada de belleza poética y sensibilidad cultural.
Más allá de la aventura, Kanna y los dioses de octubre es una reflexión sobre el duelo y la reconciliación. A través del viaje de Kanna, la película muestra cómo aceptar la pérdida y comprender el ciclo natural de la vida puede abrir el camino hacia la paz interior. La presencia de los dioses no representa castigo ni temor, sino acompañamiento y guía, ofreciendo una visión reconfortante de la espiritualidad japonesa.
Kanna y los dioses de octubre (2021) es una joya del anime moderno, una fábula que combina emoción, tradición y fantasía. Con su animación envolvente, personajes entrañables y mensaje esperanzador, invita al espectador a mirar más allá del dolor y reencontrarse con la fe en uno mismo. Una película tan serena como poderosa, que recuerda que incluso en los meses sin dioses… nunca estamos realmente solos.