
Dirigida por Park Chan-wook, La doncella es un elegante thriller erótico ambientado en la Corea ocupada por Japón en la década de 1930. Inspirada en la novela Fingersmith de Sarah Waters, esta obra maestra combina romance, suspenso y manipulación con una precisión narrativa hipnótica, envolviendo al espectador en una historia de secretos y traiciones cuidadosamente tejida.
Sook-hee (Kim Tae-ri), una joven ladrona, es contratada para servir como doncella de la heredera japonesa Lady Hideko (Kim Min-hee), con el plan secreto de ayudar a un estafador (Ha Jung-woo) a seducirla y quedarse con su fortuna. Sin embargo, conforme avanza la historia, la relación entre las dos mujeres evoluciona en una conexión íntima que desafía las intenciones iniciales y revela verdades ocultas. La trama se despliega en tres actos, cada uno mostrando perspectivas distintas que reconfiguran por completo lo que el espectador cree saber.
Kim Min-hee ofrece una interpretación contenida y misteriosa, mientras Kim Tae-ri brilla con frescura y astucia en su primer papel protagónico. La química entre ambas es intensa y natural, sosteniendo el corazón emocional de la película. Ha Jung-woo y Cho Jin-woong completan el elenco con interpretaciones calculadas que aportan tensión y manipulación al juego de poder.
La puesta en escena de Park Chan-wook es exquisita: cada encuadre está coreografiado con exactitud, combinando arquitectura tradicional coreana y estética japonesa para crear escenarios cargados de simbolismo. La fotografía de Chung Chung-hoon utiliza luces suaves, reflejos y encuadres simétricos que refuerzan el control y la sensualidad presentes en la narrativa. El diseño de vestuario y decorado aporta riqueza histórica sin sacrificar modernidad visual.
La música, compuesta por Jo Yeong-wook, combina instrumentos clásicos con una delicadeza que acompaña los giros emocionales y eróticos de la historia. Los silencios tienen un peso notable, acentuando la tensión y los deseos reprimidos que laten en cada interacción.
La doncella (2016) es una experiencia cinematográfica envolvente que combina erotismo, intriga y maestría técnica. Park Chan-wook construye un relato elegante y retorcido que juega con la perspectiva, el deseo y el poder de manipular narrativas. Es un filme que sorprende, seduce y desafía las expectativas, consolidándose como uno de los thrillers más refinados y aclamados de la década.