
Dirigida por Desiree Akhavan, La mala educación de Cameron Post (The Miseducation of Cameron Post) es un drama estrenado en 2018 que aborda con sensibilidad y crudeza el tema de las terapias de conversión. Basada en la novela de Emily M. Danforth, la cinta ofrece una reflexión profunda sobre la identidad, la represión y la búsqueda de aceptación en un entorno hostil.
La historia sigue a Cameron Post (Chloë Grace Moretz), una adolescente que, tras ser descubierta besando a otra chica en el baile de graduación, es enviada por sus tutores a un centro cristiano de conversión. Allí, bajo la tutela de la estricta Dra. Lydia Marsh (Jennifer Ehle) y su hermano Reverendo Rick (John Gallagher Jr.), Cameron debe enfrentarse a métodos que buscan “corregir” su orientación sexual. En medio del dolor y la confusión, encuentra apoyo en dos compañeros: Jane (Sasha Lane) y Adam (Forrest Goodluck), quienes se convierten en su refugio y familia elegida.
Chloë Grace Moretz ofrece una interpretación contenida pero poderosa, mostrando la vulnerabilidad y la fuerza de Cameron. Sasha Lane aporta carisma y rebeldía como Jane, mientras que Forrest Goodluck encarna a Adam con sensibilidad y dignidad. Jennifer Ehle logra un retrato inquietante como la directora del centro, representando el autoritarismo disfrazado de fe.
La película adopta un estilo sobrio y realista, con una fotografía naturalista que acentúa el aislamiento del centro de conversión. La dirección evita el melodrama excesivo, apostando por la intimidad y la autenticidad de los momentos compartidos entre los personajes. La atmósfera transmite tanto la opresión del lugar como los pequeños destellos de libertad y complicidad que los protagonistas logran crear.
La banda sonora utiliza canciones de la época y composiciones discretas que acompañan el tono reflexivo del filme. El ritmo es pausado y contemplativo, reforzando la sensación de encierro, pero también deja espacio para momentos de esperanza y ternura.
La mala educación de Cameron Post (2018) es una película valiente que pone el foco en una problemática real y dolorosa: las terapias de conversión. Con un guion sensible, actuaciones sólidas y un enfoque humano, la cinta invita a reflexionar sobre la importancia de la aceptación, la diversidad y la libertad de ser uno mismo. Ganadora del Gran Premio del Jurado en Sundance, se ha convertido en un referente del cine LGBTQ+ contemporáneo.