
Dirigida por Jonathan Liebesman y producida por Michael Bay, La masacre de Texas: El inicio (The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning) sirve como precuela del remake de 2003, explorando los orígenes del temible Leatherface y la perturbadora familia Hewitt. Más brutal, cruda y visceral, esta entrega ahonda en cómo el horror nació en los rincones más oscuros de Texas, mostrando el inicio de una pesadilla que marcaría al cine de terror para siempre.
Ambientada en 1969, la historia sigue a dos parejas que emprenden un viaje por carretera antes de que los hermanos Dean y Eric partan a Vietnam. Sin saberlo, su camino los lleva directo al hogar de los Hewitt, donde serán víctimas de una familia enferma y asesina. Mientras tanto, el joven Thomas Hewitt —el futuro Leatherface— empieza a descubrir su naturaleza violenta bajo la influencia del siniestro Tío Charlie, el sheriff del condado.
Jordana Brewster interpreta a Chrissie, la valiente protagonista que lucha por sobrevivir al infierno texano. Su actuación aporta emoción y resistencia en medio del caos. Andrew Bryniarski regresa como Leatherface, mostrando una versión más humana y aterradora del asesino, mientras R. Lee Ermey vuelve a brillar como el despiadado sheriff Hoyt, símbolo de autoridad corrompida y crueldad sin límites. El resto del elenco contribuye a una atmósfera cargada de tensión y horror.
Jonathan Liebesman dirige con un enfoque más sombrío y violento que su predecesor, intensificando el tono realista y asfixiante. La fotografía sucia, los escenarios desolados y el uso de la cámara en mano generan una sensación de desesperación constante. Las escenas de tortura, persecución y mutilación no buscan solo impactar, sino sumergir al espectador en el horror físico y psicológico que define a la saga. Es una película que no teme ensuciarse para mostrar el lado más cruel del mal.
Más allá de la sangre, La masacre de Texas: El inicio profundiza en los orígenes del mal y la descomposición moral de una familia marcada por la pobreza, la violencia y la desesperanza. Muestra cómo Leatherface no nació monstruo, sino que fue moldeado por un entorno de abuso y brutalidad. El filme se convierte así en una reflexión perturbadora sobre el ciclo del horror y cómo este se hereda generación tras generación.
La masacre de Texas: El inicio (2006) es una precuela feroz y efectiva que combina brutalidad, tensión y tragedia. Más intensa que la versión de 2003, ofrece una experiencia visceral que explica el origen del asesino con un tono oscuro y desesperanzado. Con un ritmo implacable y una atmósfera sofocante, la película confirma que en Texas no hay escapatoria… solo el eco eterno de una motosierra encendida.