
Dirigida por Greg Jardin y estrenada en 2024 con el título original It’s What’s Inside, esta película mezcla thriller psicológico, ciencia ficción y drama relacional para explorar cómo un grupo de amigos enfrenta una revelación imposible durante una reunión aparentemente normal. Con una premisa ingeniosa y un tono inquietante que crece a cada minuto, el filme se sumerge en la fragilidad humana, los traumas ocultos y las máscaras que todos usamos… hasta que algo las arranca de golpe.
Todo comienza con la llegada de un grupo de viejos amigos que no se ven desde hace años, cada uno cargando heridas, expectativas y tensiones pasadas que flotan en el ambiente. La atmósfera, inicialmente cálida, se tensa con pequeñas fricciones y comentarios que sugieren conflictos no resueltos. Es un retrato honesto de cómo las relaciones cambian con el tiempo y cómo la nostalgia puede convertirse en un campo minado emocional.
El punto de quiebre llega cuando uno de los invitados introduce un elemento inesperado: una caja misteriosa con un contenido capaz de alterar lo que cada persona cree sobre sí misma. Lo que comienza como una curiosidad se transforma en un juego peligroso que expone secretos, multiplica tensiones y altera la identidad de los presentes. Jardin usa este recurso para explorar la vulnerabilidad, la percepción y la forma en que todos guardamos partes de nosotros que tememos revelar.
A medida que la noche avanza, la experiencia se vuelve caótica. Las amistades se fracturan, viejos rencores resurgen y cada personaje enfrenta su propia versión de miedo. El filme utiliza el suspense psicológico para mostrar cómo el ego, la vergüenza y el arrepentimiento pueden convertirse en armas devastadoras. La tensión es constante, marcada por miradas desconfiadas, silencios incómodos y enfrentamientos que dejan huellas profundas.
Greg Jardin emplea una puesta en escena cargada de luces contrastadas, movimientos de cámara envolventes y un diseño sonoro inquietante que acentúa la sensación de extrañeza. La narrativa se fragmenta y se estira, reflejando el estado mental de los personajes, mientras la realidad se vuelve cada vez más inestable. La película juega con la idea de la identidad fluida y la percepción alterada, empujando al espectador a cuestionar qué es real y qué es solo una proyección emocional.
El desenlace combina revelación y ambigüedad, mostrando que lo que hay dentro —de la caja y de cada persona— puede ser tan peligroso como doloroso. Sin ofrecer respuestas fáciles, la película cierra con un tono inquietante que invita a reflexionar sobre la autenticidad, el miedo al juicio y las consecuencias de enfrentar la verdad sin filtros. “Lo que hay dentro” deja la sensación de haber asistido a una disección emocional profunda, incómoda y sorprendentemente humana.