
Dirigida por Stephen Merchant y basada en una increíble historia real, Luchando con mi familia narra la vida de Saraya «Paige» Bevis (Florence Pugh), una joven británica criada en una familia apasionada por la lucha libre profesional. Desde pequeña, Paige entrena junto a su hermano Zak (Jack Lowden) bajo la guía de sus padres, antiguos luchadores y actuales entrenadores, con el sueño de llegar algún día a la WWE. Cuando la oportunidad de audicionar para la liga se presenta, su vida toma un giro decisivo.
Paige es seleccionada para unirse al exigente programa de entrenamiento de la WWE en Estados Unidos, mientras Zak, su hermano, queda fuera. La distancia física y emocional, junto con el intenso proceso de preparación, pondrán a prueba su confianza y su identidad. Entre la presión de destacar y las dudas sobre encajar en un mundo muy diferente al suyo, Paige debe decidir si realmente está dispuesta a luchar por su sueño.
Florence Pugh brilla en el papel de Paige, equilibrando la dureza del entrenamiento con la inseguridad personal. Jack Lowden aporta un retrato emotivo de un hermano que enfrenta la frustración y la resiliencia. El elenco se completa con Lena Headey y Nick Frost como los padres carismáticos y algo excéntricos, y una participación especial de Dwayne “The Rock” Johnson, quien interpreta una versión de sí mismo y actúa como mentor e inspiración.
La película combina momentos cómicos propios del contraste cultural y las dinámicas familiares con secuencias intensas de lucha libre y entrenamiento. El guion mezcla hábilmente la emotividad de una historia de superación con un tono ligero que evita caer en el dramatismo excesivo.
La banda sonora incluye temas de rock y pop que encajan con la personalidad rebelde de Paige y la energía vibrante del mundo de la lucha libre. La puesta en escena en los combates y las prácticas está cargada de dinamismo, transmitiendo la adrenalina de este deporte-espectáculo.
Luchando con mi familia (2019) es una inspiradora historia de autodescubrimiento, perseverancia y unión familiar. Demuestra que alcanzar un sueño requiere tanto trabajo duro como la capacidad de mantenerse fiel a uno mismo, incluso cuando el escenario es tan imponente como el ring de la WWE.