
Dirigida por Christian Rivers y producida por Peter Jackson, Máquinas mortales (Mortal Engines) es una ambiciosa aventura de ciencia ficción basada en la novela de Philip Reeve. Ambientada en un futuro postapocalíptico, la película presenta un mundo donde las ciudades se mueven sobre enormes ruedas y sobreviven devorando a otras. Con un enfoque visual espectacular y una historia de rebelión y redención, la cinta ofrece una mezcla entre fantasía steampunk y epopeya juvenil.
En un planeta devastado por guerras catastróficas, las urbes se han transformado en gigantescas máquinas móviles que cazan a las más pequeñas para obtener recursos. Hester Shaw (Hera Hilmar), una joven marcada por el pasado, busca vengarse de Thaddeus Valentine (Hugo Weaving), el hombre responsable de la muerte de su madre. En su camino conoce a Tom Natsworthy (Robert Sheehan), un aprendiz de historiador que se ve arrastrado a una aventura que cambiará el destino del mundo. Juntos, deberán enfrentar conspiraciones, secretos tecnológicos y el poder destructivo de la humanidad.
Hera Hilmar interpreta con fuerza a Hester, una heroína compleja que equilibra fragilidad y determinación. Robert Sheehan aporta carisma y empatía como Tom, un soñador que aprende a luchar por algo más grande que él mismo. Hugo Weaving brilla, como siempre, en el papel del villano carismático, un hombre que cree actuar por el bien común, pero cuyo ego lo convierte en destructor. El androide Shrike (Stephen Lang) destaca como uno de los personajes más trágicos y memorables del filme.
La dirección de Christian Rivers y la producción de Peter Jackson hacen de Máquinas mortales una experiencia visual impresionante. Las ciudades móviles, los paisajes devastados y las batallas aéreas están realizadas con un nivel de detalle asombroso. La estética steampunk, el diseño de producción y los efectos especiales logran crear un universo único, donde el metal y el polvo se mezclan con la ambición humana. Es una obra que, aunque imperfecta, deslumbra por su escala y su imaginación.
Más allá del espectáculo visual, la película reflexiona sobre la obsesión por el progreso y la autodestrucción. Las ciudades que devoran otras son metáforas de la codicia humana, y Hester representa la posibilidad de cambio y perdón. En un mundo donde todo se mueve por supervivencia, los lazos humanos se convierten en el verdadero motor de esperanza. El mensaje es claro: incluso en los engranajes más fríos, puede latir un corazón.
Estrenada en 2018, Máquinas mortales es una superproducción ambiciosa que combina acción, emoción y un universo fascinante. Aunque su historia sigue ciertos clichés del cine juvenil, su diseño visual y su espíritu épico la convierten en una experiencia digna de verse en pantalla grande. Una película sobre la destrucción y la redención, donde incluso entre ruinas, el espíritu humano sigue buscando moverse hacia adelante.