
Dirigida y escrita por Danishka Esterhazy, Level 16 es un thriller distópico canadiense estrenado en 2018 que combina misterio, crítica social y un ambiente opresivo. La película nos introduce en un mundo cerrado donde un grupo de adolescentes vive bajo un estricto régimen de disciplina y obediencia, sin sospechar los oscuros secretos que se esconden tras las paredes que las rodean.
La historia sigue a Vivien (Katie Douglas), una joven que, junto a sus compañeras, ha crecido en una institución donde les enseñan «virtudes» como limpieza, docilidad y sumisión, con la promesa de ser adoptadas algún día por familias del exterior. Sin embargo, cuando se reencuentra con Sophia (Celina Martin), una antigua amiga que conoce fragmentos de la verdad, Vivien empieza a cuestionar el sistema. A medida que ambas investigan, descubren que las intenciones de los adultos que dirigen el lugar son mucho más siniestras de lo que imaginaban.
Katie Douglas ofrece una actuación poderosa como Vivien, transmitiendo la transformación de una chica obediente en una joven decidida a luchar por la verdad. Celina Martin aporta sensibilidad como Sophia, el contrapunto vulnerable pero valiente que impulsa la rebelión. El elenco adulto, encabezado por Sara Canning y Peter Outerbridge, refuerza el clima inquietante con interpretaciones frías y calculadoras.
El diseño de producción crea un entorno claustrofóbico, con pasillos grises y dormitorios austeros que refuerzan la sensación de aislamiento. La iluminación tenue y los encuadres cerrados contribuyen a generar un ambiente opresivo. La estética minimalista recuerda a clásicos de la ciencia ficción distópica, donde cada detalle visual subraya el control absoluto sobre las protagonistas.
La música, discreta pero inquietante, acompaña con tensión las revelaciones de la trama. Los silencios prolongados y los sonidos ambientales acentúan el suspenso, sumergiendo al espectador en la misma atmósfera de represión que sufren las jóvenes.
Level 16 es un thriller inteligente que utiliza el género distópico para reflexionar sobre la opresión, la manipulación y la cosificación de las mujeres. Aunque de bajo presupuesto, destaca por su atmósfera lograda, sus actuaciones sólidas y su capacidad para generar incomodidad y reflexión. Una obra que recuerda que la libertad y la identidad son derechos que siempre deben defenderse.