
En lo profundo del océano vive Ponyo, una pequeña criatura marina con forma de pez y alma curiosa. Hija de un mago del mar y una diosa del océano, su vida cambia por completo cuando escapa a la superficie y es rescatada por Sōsuke, un niño de cinco años que vive en un acantilado junto al mar. Su amistad crece rápido… tanto como el deseo de Ponyo de convertirse en humana.
Ponyo, fascinada por Sōsuke, comienza a cambiar: le crecen brazos, piernas y un deseo imparable de quedarse en tierra. Pero esa decisión altera el orden natural, provoca desequilibrios climáticos y pone en peligro a los humanos y a las criaturas del mar. Mientras las olas gigantes amenazan con tragarse el mundo, la pregunta queda en el aire: ¿puede el amor de dos niños restaurar el equilibrio?
Dirigida por Hayao Miyazaki, Ponyo es una versión libre de La sirenita, pero con la sensibilidad única del Studio Ghibli. El trazo es delicado, casi acuarelado, y la historia fluye como el agua: suave, impredecible y profundamente emotiva. Sin villanos ni enfrentamientos clásicos, todo gira en torno al afecto, la conexión con la naturaleza y la pureza de los sentimientos.
Bajo su apariencia sencilla, Ponyo toca temas como el medioambiente, la maternidad, el miedo a perder y la capacidad de confiar en lo invisible. Aquí, las emociones no se explican: se sienten. Es una película sobre la magia de lo cotidiano, sobre cómo dos niños pueden mover océanos con una promesa sincera.
Ponyo y el secreto de la sirenita es una carta de amor a la infancia, al mar y a la posibilidad de elegir el cambio sin miedo. Ideal para quienes buscan belleza en lo simple, ternura sin filtros y un recordatorio de que el amor, incluso en su forma más ingenua, puede salvar más de lo que imaginamos.