
Dirigida por Tomomi Mochizuki y producida por Studio Ghibli, Puedo escuchar el mar (Umi ga Kikoeru / Ocean Waves) es una película especial dentro de la filmografía del estudio. Estrenada en 1993 como un proyecto televisivo, es la primera producción de Ghibli realizada principalmente por un equipo joven, lo que le da un enfoque más contemporáneo y realista. Se aleja de la fantasía habitual del estudio para explorar emociones juveniles con sutileza y madurez.
La trama sigue a Taku Morisaki, un joven que regresa a su ciudad natal para una reunión escolar. Durante el viaje, rememora los años de secundaria y su relación con Rikako Muto, una estudiante transferida de Tokio con una personalidad fuerte y enigmática. A través de estos recuerdos, Taku revive momentos de amistad, malentendidos y sentimientos confusos que marcaron su juventud y su vínculo con su mejor amigo, Yutaka Matsuno.
Nobuo Tobita interpreta a Taku, transmitiendo la mezcla de nostalgia y reflexión de alguien que observa su pasado con nuevos ojos. Rikako, con la voz de Yoko Sakamoto, es un personaje fascinante: inteligente, independiente y emocionalmente distante, que desafía las expectativas del entorno. Yutaka completa el triángulo con su lealtad y sensibilidad. Todos los personajes están construidos con matices que reflejan experiencias adolescentes reales.
Aunque producida para televisión, la animación de Puedo escuchar el mar mantiene la calidad característica de Ghibli. Los escenarios urbanos y costeros están cuidadosamente detallados, evocando la atmósfera tranquila de Kochi, una ciudad costera japonesa. La dirección opta por composiciones realistas y gestos sutiles que transmiten emociones sin recurrir a exageraciones.
La banda sonora, compuesta por Shigeru Nagata, utiliza melodías suaves de piano y arreglos orquestales ligeros que acompañan la narración con delicadeza. La música refuerza la sensación de nostalgia y el tono introspectivo de la historia, sin imponerse sobre los diálogos o las emociones de los personajes.
Puedo escuchar el mar (1993) destaca dentro del catálogo de Studio Ghibli por su enfoque realista y su mirada sensible a las emociones adolescentes. Con una narrativa íntima, personajes complejos y un tono melancólico, es una joya discreta que captura la transición entre juventud y adultez con honestidad y ternura.