
Dirigida por Danielle Arbid y basada en la novela homónima de Annie Ernaux —Premio Nobel de Literatura—, Pura pasión (Passion simple) es un retrato íntimo y descarnado del deseo femenino. Protagonizada por Laetitia Dosch y Sergei Polunin, la película explora la obsesión amorosa desde una perspectiva honesta y emocionalmente cruda, alejándose del romanticismo convencional para mostrar el deseo como una fuerza tan liberadora como destructiva.
La historia sigue a Hélène (Laetitia Dosch), una profesora universitaria que inicia una apasionada relación con Aleksandr (Sergei Polunin), un diplomático ruso casado. Su vínculo se basa únicamente en encuentros clandestinos, donde el deseo domina por completo la razón. A medida que la pasión crece, Hélène se sumerge en una espera desesperada, midiendo su tiempo entre los mensajes, las llamadas y las ausencias de su amante. La película muestra cómo la obsesión amorosa puede borrar los límites entre placer, dependencia y dolor.
Laetitia Dosch ofrece una interpretación valiente y profundamente emocional, transmitiendo la vulnerabilidad y el deseo de su personaje sin artificios. Su cuerpo y su mirada se convierten en el lenguaje principal de la historia. Sergei Polunin, conocido por su carrera como bailarín, encarna con magnetismo al enigmático amante que nunca termina de revelarse del todo. Juntos crean una relación cargada de tensión, deseo y silencios que dicen más que las palabras.
Danielle Arbid dirige con una sensibilidad delicada y poética, evitando el sensacionalismo. Su cámara se detiene en los gestos, en los detalles cotidianos, en los espacios vacíos que deja la ausencia. La fotografía, de tonos suaves y naturales, refuerza la intimidad del relato y coloca al espectador dentro del mundo emocional de la protagonista. Es una película sobre el deseo, pero también sobre la soledad y la búsqueda de significado en el otro.
La banda sonora es mínima, dejando que el silencio y los sonidos cotidianos —un teléfono que vibra, una respiración contenida, una puerta que se cierra— se conviertan en parte de la atmósfera emocional. Este uso del sonido potencia la sensación de vacío que define la experiencia amorosa de Hélène, donde cada silencio pesa más que una palabra de amor.
Pura pasión (2020) es una obra introspectiva y valiente que examina el amor desde su lado más vulnerable y obsesivo. Danielle Arbid logra una película íntima, sensual y profundamente humana, donde la protagonista se desnuda no solo físicamente, sino emocionalmente. Una reflexión poderosa sobre la entrega, la espera y la imposibilidad de poseer completamente a quien se desea.