
Dirigida por Adrian Grunberg y protagonizada una vez más por Sylvester Stallone, Rambo: Last Blood marca el capítulo final de una saga legendaria que comenzó en 1982. En esta entrega, el héroe cansado y solitario enfrenta una guerra diferente: una lucha personal, cargada de dolor, venganza y redención. Es el cierre de un ciclo, donde el mito se encuentra con su humanidad más frágil.
La historia nos muestra a John Rambo viviendo en un rancho en Arizona, intentando llevar una vida tranquila junto a Gabrielle (Yvette Monreal), una joven a la que considera como su hija. Sin embargo, la paz se rompe cuando Gabrielle viaja a México para buscar a su padre biológico y es secuestrada por un violento cartel de trata de personas. Rambo, devastado, cruza la frontera para traerla de vuelta, desatando una ola de brutalidad y justicia implacable. Lo que comienza como una misión de rescate se convierte en una cruzada de venganza.
Sylvester Stallone interpreta a un Rambo envejecido, desgastado por la culpa y los recuerdos, pero aún con la fuerza y la furia que lo caracterizan. Su actuación equilibra el dolor emocional con la ferocidad del guerrero que no puede dejar de luchar. Yvette Monreal aporta ternura y frescura como Gabrielle, mientras Paz Vega encarna con firmeza a Carmen, una periodista que se une a Rambo en su camino de venganza. El elenco latino completa el relato con intensidad y realismo.
Rambo: Last Blood es la entrega más brutal de la saga. La violencia se muestra sin filtros, directa y desgarradora, no como un espectáculo, sino como un grito de desesperación. Las secuencias finales, ambientadas en el rancho de Rambo, son una mezcla de trampa, estrategia y furia pura: una guerra en casa donde cada golpe lleva la marca del adiós. La fotografía árida y el tono sombrío refuerzan la sensación de clausura, mientras la música de Brian Tyler recupera el espíritu trágico de la serie.
La película no glorifica la violencia, sino que la utiliza como reflejo del trauma y la pérdida. Rambo es un hombre roto que, al final de su vida, lucha no por gloria, sino por amor. Su venganza no lo libera: solo le recuerda que la guerra, dentro o fuera de uno mismo, nunca termina. Entre balas y lágrimas, Last Blood se convierte en una elegía sobre la soledad del héroe y el precio de vivir con cicatrices que nunca sanan.
Estrenada en 2019, Rambo: Last Blood cierra con fuerza una saga que marcó generaciones. Es un final oscuro, sangriento y emocional, que honra al personaje sin traicionar su esencia. Stallone despide a su creación más icónica con una mezcla de brutalidad y melancolía, recordándonos que incluso los guerreros más duros merecen descanso. Un adiós digno, donde la sangre derramada se convierte en memoria… y la leyenda de Rambo nunca muere.