
Dirigida por Karen Lam, Triunfos robados: Animar o morir (Bring It On: Cheer or Die) reinventa la popular saga de comedias juveniles con un giro inesperado: el terror. Esta entrega combina el clásico espíritu competitivo de las porristas con los códigos del cine slasher, ofreciendo una mezcla de sustos, humor y nostalgia. Producida por Universal Pictures y estrenada directamente en plataformas digitales, la película busca un público que disfrute del entretenimiento ligero con una dosis de adrenalina.
La historia sigue a un grupo de porristas de secundaria que, cansadas de las reglas estrictas de su escuela, deciden entrenar en secreto en un gimnasio abandonado. Lo que comienza como una inocente práctica nocturna se convierte en una lucha por la supervivencia cuando un asesino misterioso empieza a cazarlas una por una. Entre saltos, piruetas y sustos, las chicas deberán usar su agilidad y trabajo en equipo para sobrevivir a la noche más peligrosa de sus vidas.
El reparto está encabezado por Kerri Medders y Tiera Skovbye, quienes aportan frescura y energía al grupo de protagonistas. Las interpretaciones son intencionadamente ligeras, manteniendo el tono entre el homenaje y la parodia. La directora Karen Lam juega con los clichés del género slasher y los mezcla con los códigos del cine adolescente, logrando una experiencia divertida que no se toma demasiado en serio.
Visualmente, la película combina los colores vibrantes y alegres típicos del cheerleading con una iluminación sombría y escenarios claustrofóbicos. El contraste entre el brillo de los uniformes y la oscuridad del gimnasio refuerza el tono híbrido de comedia y terror. Aunque el presupuesto es modesto, la dirección aprovecha bien los espacios cerrados y el juego de luces para mantener la tensión y el ritmo.
La banda sonora mezcla canciones pop energéticas con efectos sonoros propios del cine de terror: respiraciones, crujidos y golpes secos que mantienen al espectador alerta. Los momentos de baile y acción se acompañan de ritmos contagiosos que recuerdan el origen alegre de la saga, pero siempre con un guiño siniestro.
Triunfos robados: Animar o morir (2022) es una reinvención curiosa y divertida de una franquicia icónica. Aunque no alcanza la chispa de las primeras entregas, Karen Lam logra un experimento entretenido que combina nostalgia, horror y comedia adolescente con resultados tan extravagantes como únicos. Una película pensada para quienes disfrutan del cine ligero, los sustos inesperados y las cheerleaders que no se rinden ni frente al asesino más despiadado.